La participación de la sociedad civil Desde finales de los años 80 hay una auténtica eclosión del movimiento de las ONGs que actúan en el ámbito de la cooperación y el desarrollo a nivel mundial. Su responsabilidad ante los diversos agentes sociales e instituciones de gobierno, el volumen de recursos manejados (en 1990, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas -PNUD- cifraba en 7.2 mil millones de dólares el flujo de transferencias realizadas por las ONGs a los países del Sur) y el impacto de su ayuda sobre las poblaciones del Sur avalan la importancia de estos nuevos sujetos en las relaciones internacionales. Las ONGs se han convertido en los portavoces y los instrumentos organizados de la participación de la sociedad civil en la cooperación internacional y, de manera muy particular, en el debate sobre futuros escenarios de desarrollo. Sin embargo, resulta totalmente arbitrario hablar del conjunto de las ONGs como movimiento. Se trata de un colectivo heterogéneo, con expresiones contradictorias en relación al propio objeto de su trabajo, a su intencionalidad, a las relaciones con su entorno organizado e incluso en relación a su propia naturaleza institucional. El término Organización No Gubernamental, con todo el contenido de definición negativa, acaba siendo el referente común reconocido: no-pertenencia a la estructura del Estado. Quizás otro elemento común de las ONGs es que sus objetivos no se realizan dentro de la propia organización, sino que son instancias intermediarias, que requieren de otros sujetos que acabarán plasmando los resultados de la acción de las ONGs. Ello no nos dice nada sobre sus finalidades, sus sectores preferenciales de actuación, su relación con las organizaciones sociales, políticas y religiosas,… y por tanto, no es posible hacer una evaluación de conjunto. ¿Es posible trabajar sobre indicadores que permitan una interpretación de las ONGs, y por tanto tener la capacidad de evaluar la racionalidad del esfuerzo social? Lógicamente, la pertenencia a determinada cultura social, organizativa o ideológica, aporta alguno de los rasgos finales de cada ONG, pero no constituye el producto final, que claramente es multifactorial, y cuya caracterización sólo es posible en base al conocimiento de sus objetivos, la adecuación organizativa para su consecución y los resultados operativos y de alianzas conseguidos. En una interesante editorial de la revista Alternatives Sud”1″ se plantea que el abordaje del fenómeno sólo es posible dentro de un marco global, que contemple las relaciones sociales internas y externas, sin reducir el fenómeno de las ONGs a una realidad en si misma. Partiendo de una experiencia concreta de trabajo en el ámbito de las ONGs, el objetivo del presente artículo es aportar algunos referentes creativos de aquellas organizaciones que se definen como instrumentos útiles para una cooperación internacional solidaria, orientada al cambio de las relaciones entre el Norte y el Sur, y cuyo objetivo es garantizar los derechos de las personas y los pueblos a desarrollarse desde una perspectiva equitativa y sostenible. La pobreza es el resultado de un modelo de desarrollo que viola los derechos de las personas Esta noción integral de calidad de vida está estrechamente vinculada a las posibilidades de desarrollo. Cuestiones básicas, como la alimentación, el uso de agua potable,… no están aseguradas para una gran parte de la humanidad. La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, afirma (art.28): “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”. En 1986 se aprobó la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, y tanto en ésta como en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, de 1993, se estableció que el derecho al desarrollo es universal e inalienable y forma parte de los Derechos Humanos fundamentales. Aún más, este derecho al desarrollo se ha calificado en los sucesivos informes anuales del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En ellos se especifican una serie de condiciones para conseguir un desarrollo basado en el bienestar humano, y no en los imperativos de la libre competencia económica de los mercados. Los pilares enunciados: * Cambiar el concepto de seguridad de las naciones por el de seguridad de los pueblos. Substituir armamentismo por desarrollo. * Potenciación del desarrollo sostenible, generando empleo productivo y racionalizando la relación con el medio ambiente. * Transformación de la dictadura de los mercados, potenciando nuevas relaciones Estado-Mercado. * Crecimiento de la brecha entre países ricos y pobres. En cifras de endeudamiento externo, observamos que los 41 países más afectados, han tenido un crecimiento de la deuda que era de 55.000 millones de $ US en 1980 a 215.000 millones de $ US en 1996″2″. La misma fuente describe el creciente aumento en la participación en el PNB mundial de los países que concentran el 20% de la población más rica del mundo, en tanto que los países que concentran el 20% de la población más pobre siguen disminuyendo su participación en el PIB. * El endeudamiento empobrecedor: Susan George”3″ llamaba la atención sobre la enorme transferencia de recursos netos que los países del Sur transfieren al Norte como pago de los servicios de la deuda. Estos pagos, cifrados en 223.600 millones de $ US entre 1982 y 1990 han superado ampliamente (normalmente triplicado) los ingresos que tuvieron los mismos países en concepto de Ayuda Oficial al Desarrollo”4″ en el mismo período. * Transacciones financieras volátiles. En las 2 últimas décadas ha habido un gran crecimiento de la Inversión Externa Directa a través de las empresas transnacionales. Muchas de estas inversiones han sido estrictamente inversiones en cartera, sin ninguna vocación de permanencia en los países receptores. * Asimetría de las relaciones comerciales entre los países ricos y pobres. El rígido proteccionismo de los mercados de los países industrializados frente a los productores de materias primas, es uno de los pilares fundamentales de la Organización Mundial del Comercio. Este cierre de fronteras para las exportaciones de los países menos desarrollados se acompaña de los subsidios a la producción de los países ricos. El mantenimiento de estas políticas, sin otras medidas, convierte en totalmente inviables los discursos sobre la disciplina y calidad en la producción para que los países del sur puedan acceder a los mercados del norte. Las pérdidas anuales de los países pobres por pérdida de oportunidades en el mercado internacional se cifra en 500 mil millones de $ US. El problema que enfrentamos es el reto de la democracia. El final de la guerra fría ha desdibujado el horizonte político de la cultura de la confrontación al no tener un horizonte posible de toma del poder por los mecanismos revolucionarios tradicionales. Y sin embargo, el sistema denunciado hay que cambiarlo. De ello depende que las personas y los pueblos tengan garantizados sus derechos, entre ellos el del desarrollo. La alternativa se edifica y se construye en el día a día en las múltiples experiencias que se acumulan en las diversas organizaciones sociales y en los avances jurídicos a nivel nacional e internacional. Todo ello tiene que influir en los sistemas de gobernación, en la calidad de los organismos internacionales y en su capacidad de incorporación de valores nuevos. Juan Antonio Blanco”6” dice que hay que potenciar un bloque histórico, capaz de recoger la heterogeneidad de intereses enfrentados al poder transnacional que subyace tras la globalización. Los abanderados de la cultura de la confrontación, al plantear que cualquier cambio dentro del sistema no es posible, han abandonado el problema de la dirección de los procesos, el gobierno en definitiva, y, por tanto, toda estrategia de construcción alternativa que no sea puramente resistencialista o, en este caso si, comparsa del sistema. El respeto a la soberanía de los pueblos, el respeto a las conquistas sociales de países como Cuba no se puede garantizar sin influir y cambiar en las políticas monopólicas del sistema neoliberal. Entiendo que la preocupación del conjunto de las organizaciones sociales y de la sociedad política enfrentada a este sistema debe ser: * Acumulación de fuerza social: Generación de opinión y alianzas basadas en los nuevos valores. * Negociación/Pacto de intereses. En definitiva, que los valores de la solidaridad, la justicia, la sostenibilidad de los modelos de desarrollo, el ejercicio de los derechos en general,… sean la norma de acción social depende de la cantidad de personas y organizaciones sociales adheridas a ellos frente al actual sistema competitivo de exclusión. Esta acumulación social debe traducirse en: fortalecimiento de la representatividad de los gobiernos, énfasis en la negociación de los sujetos sociales, agilidad en la generación de opinión de cambio y generación de alianzas con pacto de intereses. En este contexto, las fuerzas políticas no van a plantear soluciones a través de doctrinas salvadoras. Nos encontraremos con posiciones de interés concreto y de adaptación (lo cual no niega estrategias muy definidas). La cuestión es ¿sirve para avanzar en la consecución de mayor bienestar, de mayor justicia, de mayores espacios democráticos? Quisiera señalar la toma de posición del gobierno laborista británico de Tony Blair, que con el White Paper on International Development propone la erradicación de la pobreza, como reto del siglo XXI, y que el crecimiento económico beneficie a los más pobres, sobre un programa de 12 puntos concretos, que incluyen como mecanismo de acción el respeto a los derechos humanos y aproximación ética del gobierno a las relaciones internacionales, construcción de partenariado en las relaciones de cooperación y promoción del desarrollo humano sostenible. El documento compromete al gobierno en un plan de actividades para cada una de las 12 propuestas concretas. Sin entrar en la bondad o el maquillaje del documento, lo cierto es que los espacios abiertos para la negociación son de interés para el conjunto de la sociedad civil preocupada por los problemas económicos internacionales. Ojalá la reciente aprobación por el Congreso de los Diputados español de la Ley de Cooperación al Desarrollo de abril 1998, hubiera tenido esta virtualidad. Siendo el objetivo de la Ley la erradicación de la pobreza, los mecanismos previstos de financiación de la cooperación y el interés en relación a asegurar la presencia española en el exterior, consolidan más un instrumento de intervención que un instrumento de creación de partenariado. En cualquier caso el espacio de juego de la sociedad política y la sociedad civil está sometido a la reglamentación y no a la negociación de intereses. Las ONGs: ¿Instrumento útil para el cambio? Un desarrollo sostenible, centrado en la calidad de vida de las personas, requiere como condición imprescindible la participación democrática, como instrumento de expresión de los legítimos intereses. En este sentido, el papel de la sociedad civil es enormemente importante. Una política pública fuerte, eficiente y con objetivos de equidad tiene su mejor complemento en un sector civil potente, con iniciativa, tanto en la incidencia política, en la gestión, como en la capacidad reivindicativa y de negociación, frente a lo que hoy conocemos como dictadura del mercado. En este contexto las ONGs pueden representar una racionalización de la presencia social de estos intereses de cambio en el modelo de desarrollo. Lógicamente, no todas las instituciones que hoy se agrupan dentro del término ONG serán útiles para este tipo de acción. Serán eficaces para esta finalidad, únicamente aquellas que se planteen estratégicamente este objetivo, que sean capaces de introducir nuevos valores en las conciencias, sean capaces de agrupar fuerzas para la negociación, establecer alianzas e influir en la sociedad política. Estas funciones que puede desarrollar idóneamente una ONG no están especialmente reservadas a este tipo de instancias. Cualquier organización del movimiento popular o de sectores económicos que tuviera la capacidad dinámica de interconexión que es ampliamente reconocida para el mundo de las ONGs podría ser eficaz, siempre y cuando hubiera coincidencia con sus objetivos políticos. Con ello, simplemente quiero señalar que las ONGs, al igual que cualquier otra organización, no son instancias predeterminadas que sirven para tal o cual cosa, sino que en función de sus objetivos, cualquier instrumento puede ser útil, si dinámicamente es capaz de adecuarse. Potencialidades de las ONGs ¿Qué tipo de cualidades reconocidas hacen idóneas a las ONGs para la gestión de procesos de cambio multicéntricos?: * Especialización eficiente en los problemas de desarrollo, con implicación de voluntariado de calidad. * Agilidad en la interrelación con organizaciones similares del Sur y del Norte, con posibilidad de generar agendas comunes y establecer relaciones de partenariado estable. * “Sensores de calidad” acompañando a los beneficiarios de proyectos, a los sectores activos en las campañas de sensibilización, a las organizaciones reivindicativas del movimiento popular,… Hay un reconocimiento de la capacidad de acción personal y directa. * En función del dinamismo del propio instrumento, las ONGs tienen un gran potencial para la generación de alianzas entre si y con otras instituciones de los movimientos sociales: sector de economía social, centros de investigación, sindicatos, asociaciones profesionales,… * Posibilidad de intermediación eficiente de carácter multicéntrico: introducción de nuevos valores que apoyan los objetivos de cambio social a través de la coordinación con otras organizaciones civiles, influencia en los procesos de educación, articulación de campañas de comunicación e incidencia ante las instancias políticas. Debilidades de las ONGs La falta de definición de objetivos y metodologías específicas en las propias instituciones * Agrupación de voluntarios, que después de una visita solidaria a un país del Sur deciden ser vehículo de ayuda. Más allá de la transferencia de recursos, las relaciones personales, la tutoría de eventuales acciones que se ejecuten y la consecución de fondos de contribución voluntaria o de los entes públicos locales no se define ninguna estrategia de futuro. * La modalidad del colectivo de profesionales (a veces 2 o 3) surgidos de instituciones políticas o sindicales que constituyen una consultora de proyectos al amparo de la financiación internacional o de las instancias públicas con las que han mantenido algún vínculo. Esta modalidad, particularmente frecuente en Latinoamérica, pero también en España, actua como una gestoria administrativa de los fondos obtenidos. Son aquellas ONGs a la búsqueda de sus organizaciones de base. Hay que señalar que la mayoría de las ONGs españolas laicas surgidas en los años 80 tiene componentes de ambos modelos. La excepción serían aquellas que se construyeron como instrumentos directamente vinculados a partidos políticos, sindicatos, organizaciones religiosas,… donde la intencionalidad fundacional fue más explícita. Podríamos calificar este hecho como positivo, en la medida que se entiende que la ayuda y la transferencia no son suficientes para arreglar los problemas de la pobreza, sin embargo la cuestión es: ¿se es capaz de construir organizaciones que tengan capacidad de influencia para estos otros objetivos no explícitos?, ¿se es capaz de crear alianzas más allá de pequeños cotarros institucionales?, ¿se es capaz de dar señales sólidas hacia el poder político? La percepción del público Una de las debilidades importantes de las ONGs, que a su vez se convierte en reto de primer nivel, es la lectura que el público en general hace de sus acciones. Hay una identificación como instrumentos múltiples de ayuda caritativa. Esta identificación uniforme hace que se desconfíe en general de la atomización existente, ya que al desconocer otras motivaciones se atribuye exclusivamente a intereses institucionales. Dificultad en la introducción de métodos de gestión de calidad, y por tanto de generación de indicadores de evaluación que superen la descripción de productos intermedios y procedimientos La naturaleza del debate intelectual en relación a las ONGs. El apasionamiento del debate interno y endogámico de las ONGs bajaría de tono inmediatamente si se fuera conocedor del nivel de interés y comprensión que despierta en el público en general, y sobre todo si se tuviera capacidad de medir el grado de influencia que genera en relación a su sensibilización. Paralelamente a los teóricos de la dependencia (Samir Amin, André Gunder Frank, Teresa Hyter) que se muestran partidarios de la renuncia a la ayuda internacional, a la que achacan haberse convertido en un instrumento de los intereses de los países desarrollados, hay los teóricos del papel desarrollado por lasONGs al servicio de estos intereses (James Petras, Baylosis). Hace un año, con la publicación del manifiesto del Foro Mundial de las Alternativas, auspiciado desde Dakar por Samir Amin, aparece un espacio de crítica y confrontación hacia el globalismo neoliberal, inspirado en el humanismo y la profundización de la democracia. Se habla de los movimientos sociales y en ningún momento se cita el posible rol que pudieran jugar las ONGs. * Las ONGs son instrumentos de la ideologia dominante porque debilita las fuerzas de resistencia en el Tercer Mundo al ofrecerles una protección frente a los Programas de Ajuste Estructural. Refuerzan el sector privado, reemplazando eficazmente, según las organizaciones financieras, al sector público.”8″ * Las ONGs son dependientes de la financiación pública para realizar sus programas. Ello ha causado la progresiva burocratización de las instituciones. * Las ONGs han conseguido indirectamente usurpar el espacio a las organizaciones del movimiento popular, debilitando las alternativas frente a los planes de desarrollo de las agencias internacionales.”9″ Realmente, estos señalamientos constituyen una parte de la realidad de las ONGs. La aplicación de los programas de ajuste estructural en el Sur y la disminución de la protección del Estado del Bienestar en el Norte ha generado un espacio que va siendo ocupado por las ONGs. Pero, ¿debemos pensar que todas las ONGs ocupan este espacio sin contestación?, ¿ninguna tiene objetivos distintos a los empleados por las instituciones financieras en los Programas de Ajuste Estructural? Las organizaciones populares, incluídas las plataformas regionales como la Coordinadora Campesina Centroamericana, han sostenido interesantes debates con las ONGs sobre su papel de usurpación. Es una realidad incontestable que hay ONGs cuyo único papel es la intermediación financiera, sin aportar ningún valor agregado para apoyar la organización social que fortalezca las alternativas populares. Pero esto, ¿es así en todos los casos?, ¿qué alternativas de aparatos administrativos propios se plantean las mismas organizaciones populares? Entiendo que la extrapolación de este tipo de afirmaciones adolece de tres problemas principales: * Este tipo de aseveraciones están basadas más en concepciones ideológicas apriorísticas frente al sistema que en un análisis de casos. La gran variedad y pluralidad de intereses de * Desde las posiciones progresistas hay una tendencia autocrítica de carácter destructivo que tiende a achacar los escasos resultados en términos de bienestar, al accionar mismo de los agentes propios (en este caso ONGs), sin cuestionar el poder del sistema. Y aún peor, si aparece un avance en las organizaciones políticas y sociales que se confronta se considera una usurpación del fuego. * Al no tocar el problema del poder, automáticamente la única dialéctica posible es la de confrontación ideológica y sólo podríamos pensar en soluciones bondadosas, en el caso que se haya producido un cambio en el marco político y social. Los medios para llegar al cambio, la ganancia de espacios y acumulación de poder prácticamente no se mencionan. ¿Es útil la cooperación para promover un nuevo modelo de desarrollo? La cooperación, entendida como instrumento de relación solidaria entre los países, no únicamente es útil, sino que es un pilar necesario para construir un orden global profundamente distinto al dominante en la actualidad. Transcribo libremente algunos de los puntos que Manuel Iglesia-Caruncho”10″ plantea para una cooperación cuyo empleo correcto permita desarrollo económico: * Mejora de la cuantía destinada a la Ayuda Oficial al Desarrollo(AOD). Falta agregar una fecha tope de cumplimiento al compromiso internacional de dedicar el 0.7% del PIB. Hay que avanzar en la idea de que la ayuda es un impuesto progresivo para promover el desarrollo. * Reorientar la AOD ( actualmente sólo una cuarta parte de la ayuda se destina a los 10 países más pobres que cuentan con las ¾ partes de la población mundial). * Mejorar el destino interno de la ayuda.(actualmente sólo un 6.5% del total de la ayuda se destina a necesidades humanas básicas). * Mejorar la calidad de la ayuda, superando el asistencialismo y ejerciendo control sobre la ayuda ligada, aplicando los criterios del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE para asegurar que los créditos concesionales no se utilicen para proyectos comerciales. * Mejorar el sistema de generación de la ayuda. Hay que considerar los gravámenes sobre los movimientos especulativos de capital, al igual que sobre el uso de recursos naturales de propiedad mundial. * Mejora del entendimiento entre donantes y receptores. * Potenciación del poder de negociación colectivo de los países del Sur. Que estas afirmaciones sean una realidad, que la AOD no sea un instrumento de dominación, depende de la capacidad de las sociedades del norte y del sur de coordinarse y afrontar el reto de una institucionalidad democrática basada en la interdependencia solidaria. Retos de las ONGs de cooperación solidaria, promotoras de un cambio en las relaciones Norte-Sur Reconocimiento social y capacidad de incidencia política De acuerdo con las reflexiones sobre la utilidad de la organización para ser un instrumento de cambio, no es posible basar la capacidad de incidencia, la fortaleza en la introducción de nuevos valores éticos sociales y la fuerza en la negociación institucional sobre la bondad de un pequeño grupo. Esta consideración suele ser una de las barreras principales para las ONGs, que como decía anteriormente, han surgido sobre un impulso emocional o sobre intereses de intermediación económica, tendiendo ambos a crear inercias de repliegue endogámico. Lógicamente, actuar eficazmente en función de esta voluntad de influencia social, lejos de desdibujar los objetivos de la organización, exige un claro planteamiento estratégico, resistente y adecuado a la participación plural. Coordinación democrática y diálogo horizontal Norte-Sur No puede haber cooperación solidaria sin una relación de partenariado estable e influyente en la toma de decisión política de las organizaciones implicadas. Avanzar agendas hacia las instituciones públicas, conseguir capacidad de denuncia y de alternativa está estrechamente vinculado a esta coordinación en base a objetivos comunes, tan amplios como se quiera. Esta valoración de eficiencia, no únicamente se aplicaría a la inversión económica, de infraestructuras,..tan frecuente en las actividades de la cooperación al desarrollo, sino también a las campañas de sensibilización e incidencia política, educación para el desarrollo, participación ciudadana,… Capacidad de generación y multiplicación de recursos Totalmente ligado al punto planteado en primer lugar, toda institución que nace con voluntad de influencia debe ser capaz de encontrar sus recursos entre aquellas personas e instituciones que creen en sus finalidades. En general, y en el caso español en particular, éste es un reto de gran envergadura para la sociedad civil laíca. La gestión transparente de los fondos nada tiene que ver con las trabas y mecanismos de intermediación exigidos por las administraciones públicas españolas a las ONGs. La duplicidad de controles, la falta de espacios de negociación de programas globales,.. acaba imposibilitando un trabajo eficaz, en el que una buena parte de la financiación queda prendida en mecanismos administrativos. Fortalecimiento de las políticas sociales públicas, especialmente las dirigidas a los sectores más desfavorecidos No es posible un compromiso con la erradicación de la pobreza a partir del debilitamiento de las políticas públicas. La capacidad reivindicativa de los diversos agentes sociales, tanto en el norte como en el sur, debe dirigirse a establecer mecanismos democráticos para la intervención social. Lejos del Estado protector las sociedades civiles del norte y del sur deben contribuir a garantizar la equidad de las políticas públicas. Nuevamente la ganancia de espacios de negociación será fundamental. Capacidad de consolidar alianzas estratégicas con otras organizaciones de la sociedad civil Profesionalización y mejora de la capacidad de gestión, introduciendo definiciones claras de objetivos e instrumentos de calidad para el seguimiento y evaluación Daniel Corsino “11” plantea la necesidad de mejorar la profesionalización como medio de optimizar los recursos humanos, la eficiencia y la calidad de la acción de las ONGs. Esta es la única via para hacer perceptible ante el público y ante las organizaciones con las que se establecen alianzas la identidad institucional, y por tanto la responsabilidad ante temas específicos. Notas: 1. Alternatives Sud, vol. IV, 1997, “Les ONG: instruments du projet néo-libéral ou bases solidaires des alternatives populaires”. 2. Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, 1997 3. Susan George. La Trampa de la Deuda. Tercer Mundo y Dependencia, 1990. 4. Manuel Iglesia-Caruncho. La cooperación al desarrollo deseable en el año 2.000. Revista Española de Desarrollo y Cooperación, núm.0, 1997. 5. Xabier Gorostiaga. El desarrollo geocultural. Seminario de Investigación para la Paz. En: Desarrollo, maldesarrollo y cooperación al desarrollo, 1997 6. Juan Antonio Blanco. La ética de la solidaridad. 7. Lester M.Salomon y Helmut K.Anheier. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 5, 1997-98. 8. R.G.Baylosis. 9. J.Petras. 10. Manuel Iglesia-Caruncho. La cooperación al desarrollo deseable en el 2000. Revista Española de Desarrollo y Cooperación, 1997, núm.0 11. Daniel Corsino. La part des ONGs dans la coopération internationalle. Alternatives Sud, 1997, vol IV |